La muerte de Ronnie James Dio ha hecho que el Zorromono desempolvara el último trabajo que este gran caballero grabó en su vida. Se trata de Devil you know, y lo registró junto a Toni Iommi, Gezzer Butler y Vinny Appice, bajo el nombre de Heaven & Hell - aunque esta banda no era otra cosa que una reunión de los Black Sabbath post Ozzy, pero que no podían usar el nombre por, suponemos, severas amenazas de tortura y decapitación por parte de Sharon Osbourne-.
Pues bien, damas y caballeros, para el que no lo sepa, este disco es una absoluta delicia, el punto opuesto a los tordos Dragonesymazmorrasunmundoinfernal que el bueno de Ronnie venía grabando en los últimos lustros. Las canciones son más heavys que el infierno, los riffs de Iommi suenan como una taladradora, y Dio lo borda de una manera escandalosa, aún con el lunar de una producción demasiado moderniqui por momentos, que parece buscar el sonido de los últimos Alice In Chains. Que este disco, que no llega a los niveles sobrenaturales de Heaven and Hell o Mob Rules - los trabajos que Dio y Sabbath grabaron juntos a principios de los 80 - pero que patea los imberbes traseros de todos los chiquilicuatres que pretenden hacer rockote en la actualidad, ya se llamen Wolfmother o Mastodon, no tuviera casi repercusión, lleva a este cánidoprimate a dar la razón a otro gerontorockero, Alice Cooper, cuando se quejaba amargamente de que a los señores mayores no se les toma en serio, y aunque McCartney publicara un disco mejor que Sgt. Peppers, nadie le haría maldito caso.
No, no voy a utilizar el caso de Macca como paradigma - más que nada, porque cada vez parece más una señora mayor, y eso da mucha grima -, sino el de otro mostro que sembró su leyenda en los 70, David Bowie. El bueno de Bowie se retiró después de publicar dos soberbias maravillas, tituladas Heathen y Reality, que de haber sido grabadas por algún patán veinteañero, serían consideradas como el nacimiento del nuevo profeta al que todos los indis del planeta ofrecerían a sus hijas vírgenes como tributo. Mis atribulados ojos incluso leyeron algún comentario crítico que aseguraba que la canción esta famosa de los Killers, que es una caca que no llega al nivel ni de Spandau Ballet, era el single que Bowie "llevaba deseando grabar desde Scary Monsters". ¿Provocación o ignorancia? Qui lo sá...
Pero nos estamos desviando. El tema es que ni Bowie, ni el propio Alice Cooper, cuyo disco de 2003 The eyes of Alice Cooper fue uno de los discos de hardrock de la década, o ningún otro artista viejuno son tomados en serio. Ya sé que suena a pataleta de Abe Simpson, pero salvo para las vacas sagradas intocables, como Neil Young o Tom Waits - cuyo Real Gone deja bastaaaante que desear -, tener más de 60 años equivale a estar muerto y enterrado. Y eso al Zorromono no le mola.
¿Por qué no tomará la crítica y el público del poprock ejemplo de las escenas blues y country? Ahí la experiencia sí que es un grado, e ilustres abueletes como Willie Nelson, Merle Haggard, Kris Kristofferson y George Jones, que tiene cien mil años, siguen siendo lo más de lo más.
A bowie ya se le intentó matar en vida (artística, me refiero) en numerosas ocasiones, una de ellas con Tin Machine, que era un grupazo de padre y muy señor mio. Pero nada. Aun ha de volver el marciano a darnos alguna sorpresa...
ResponderEliminarY Waits JAMÁS deja que desear. Y menos si al año siguiente saca un disco de "descartes" como el Orphans.
Bowie no morirá nunca. Como mucho, se convertirá en polvo de estrellas, pero seguirá ahí, en el firmamento.
ResponderEliminarEres grande zorromono! y libre.
ResponderEliminarUn placer leerte por estos andurriales.