martes, 23 de noviembre de 2010

BIENVENIDOS A MI PESADILLA (Y II)

Hala, ahí tienen la segunda parte del megapost periodístico y aburrido sobre la trayectoria de Alice Cooper. Les recuerdo que lo habíamos dejado con las movidas del ídolo con el alcohol de finales de los 70:

Fue precisamente la estancia de Cooper en una clínica de rehabilitación la que le proporcionó las vivencias para escribir el álbum From The Inside, de 1979. Un año más tarde, Fournier comenzó una nueva etapa dejando de lado la autoindulgencia de sus últimos trabajos de los 70 y acercándose al punk y la new wave. En esa época – de la que el rockero asegura no recordar apenas nada, debido a una severa recaída en el alcohol- registró tres álbumes, siendo Special Forces, de 1981, el más destacado. Pese a su evidente calidad, este disco pasaron desapercibidos para el público en general y solo interesó a los fans.



Cooper reapareció en 1986 con el disco Constrictor, en el que se acercó al heavy metal de la época, y que le reportó un gran éxito en ventas. Volvió a los grandes montajes escénicos con sus números tradicionales, como el de su ahorcamiento, los globos gigantes rellenos de confeti que el artista hacía explotar con una espada, y la aparición de Cooper con una serpiente viva alrededor de su cuello. El líder musical de la banda era Kane Roberts, un culturista que blandía una guitarra en forma de ametralladora que disparaba fuegos artificiales, y que contribuyó  hacer del de Alice Cooper uno de los grandes espectáculos del rock de la época.



El rockero logró en los últimos años de los 80 alcanzar el estatus de leyenda viva, y su popularidad aumentó gracias a su aparición en la película El mundo de Wayne y al single Poison, que fue un gran éxito en todo el mundo en 1989. Tras el disco The last Temptation, de 1994, Alice Cooper dejó de lado las grabaciones y se concentró en sus giras por todo el mundo.

Vincent Fournier volvió a los estudios en 2000 para grabar Brutal Planet, un nuevo álbum conceptual que le acercó al sonido del metal industrial de grupos como Nine Inch Nails y Marilyn Manson. En 2001 registró su secuela, Dragontown.

Dos años después, Cooper publicó The Eyes of Alice Cooper, para cuya composición y grabación se rodeó de una banda de jóvenes músicos liderada por los guitarristas Ryan Roxie y Eric Dover. El resultado fue un trabajo crudo y filoso, que mostraba al mejor Alice Cooper en años. El artista declaró que el éxito de grupos como The White Stripes y The Vines le había espoleado para volver al rock básico que le dio la fama junto a su grupo original, y muchos críticos recibieron el álbum como la mejor grabación del musico desde Welcome To My Nightmare. En 2005 llegó a las tiendas Dirty Diamonds, más elaborado que su predecesor, pero con resultados artísticos igualmente destacables.



El último disco del artista hasta la fecha, Along Came a Spider, es más discreto y metálico que los anteriores, y en su correspondiente gira Cooper registró el disco en directo que presentará en Santiago.

En lo personal, además de ser un fanático del golf, el rockero se declara profundamente cristiano – su padre era predicador-, y de ideología conservadora. Cooper recuperó la fe en su última y definitiva desintoxicación del alcohol, y no muestra ni el más mínimo problema en encarnar a un personaje tan oscuro como el que proyecta en sus discos y espectáculos. Fournier, de 62 años de edad, afirma que él es un actor, y que cuando sube a un escenario se limita a interpretar el papel de un villano.

Hala, ahí tienen. Que les cunda y que les anime a acudir a rendir pleitesía a uno de los más grandes. Quién le iba a decir al Zorromono que iba a acabar haciendo publicidad gratuíta de las cosas del Xacobeo... En fin, como este mutante no es el único, tampoco creo que importe demasiado. Lo malo es que aquí lo hacemos gratis; dame pan e chámame can...

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