domingo, 25 de julio de 2010

Buenas Noches

No se ustedes, pero el Zorromono no puede refrenar su pasión por los fracasados. Cuando este Micocánido habla de fracasados no se refiere, lógicamente, a personas normales a las que un buen día se les va la pinza y se lanzan a vivir entre basuras, amorrados a un cartón de vino de mesa, y dormir en cajeros. El Foxmonkey está hablando de estos artistas talentosos, visionaros o directamente tarados que, pese a su enorme potencial, acaban sumergidos en el fango o actuando en tugurios frente a 50 personas, tras mandar al traste sus carreras por motivos tan variopintos como la desidia, la estupidez, los problemas mentales, la drogaína, o la mala suerte - esta ultima, generalmente derivada de la desidia, la estupidez, etc, etc, de la industria discográfica-.

El por qué de este apego por los losers es, a la vez, fácil y difícil de explicar; ¿Por qué motivo mola más Mágico González que Raúl, por ejemplo? Pues no se sabe. O más bien, no hay ni que explicarlo, porque es evidente. En lo musical, al Zorromono aprecia especialmente a ese tipo de bandas o solistas que, tras llevar sus carreras con paso firme, en un momento dado cometen una cag**a de dimensiones bíblicas que manda al demonio sus ilusiones de forma irremediable y que, pese a impedirles lograr un éxito masivo inmediato, les hace alcanzar una cota mucho más elevada, moralmente hablando: la del parnaso de las Bandas de Culto, conocidas y apreciadas por cuatro gatos. Y casi mejor así, porque en la mayoría de los casos un exceso de éxito comercial suele conducir a un apocalipsis creativo.

Toda esta parrafada viene a cuento porque estos días se publica el disco de debut en solitario de un señor apodado Jordi Skywalker, que fue, durante unos años, el vocalista de una banda llamada Buenas Noches Rose, y que ejemplifica a la perfección toooodo lo anteriormente expuesto.



Pues ahí los tienen, hechos unos brazos de mar. Estos chavalotes de aire tan desvergonzado formaban una de las mejores bandas de rock que salieron de la piel de toro en la década de los 90. Sí, esos maravillosos años en los que sólo tres grupos nacionales alcanzaron el olimpo del arena rock: Héroes del Silencio, Extremoduro y Dover. BNR lo tenían todo para haber sido el cuarto, peeeeero no...

Buenas Noches Rose nació en 1992 en el instituto de Alameda de Osuna. Tras unos añitos dando conciertos y componiendo, en 1995 graban su primer y homónimo disco para una independiente. Este trabajo, que hiede a juventud, es un magnífico tratado de rockote guitarrero del de toda la vida, con un sonido macizo y un interesante universo lírico, que les ponía en las antípodas del calimocherismo tan en boga en el panorama español de esos años. Con el álbum bajo el brazo, giran por todo el país a lo bestia, haciendo un bolaco del quince tras otro, según afirman los que tuvieron el placer de verlos. Contaban con un frotman con un carisma innegable, y una dupla de guitarristas/compositores que ya quisieran muchos. Sólo con el boca a boca, lograron vender casi 10.000 copias de su debut, y sus impactantes presentaciones en vivo hicieron que se encontraran con una jugosa oferta multinacional.



Con el apoyo de BMG registran a todo tren, en 1997, su segundo LP. Dice la leyenda que durante esa grabación los BNR se comportaron como auténticos salvajes, haciendo el burro - en todos los sentidos - hasta decir basta. El resultado de estas sesiones fue La danza de araña, un soberano discote que supone un paso de gigante con respecto a su primer lanzamiento. La referencia más válida con el que compararlo sería el Amorica, de The Black Crowes, porque el álbum de los madrileños presenta una fusión del blues rock de finales de los 60 con referencias místicas y lisérgicas, añadidos instrumentales de cuerda y percusión, varios temas de más de 7 minutos y un sonido que quita el hipo. Una completa jipiolada, sí, pero ideal para dejar boquiabierta a toda una generación de quinceañeros y llenar de hormonas en ebullición todos y cada uno de los pabellones esta España nuestra.



Así pues, en el año de nuestro señor de 1997, la cosa estaba así para Buenas Noches Rose: desvergonzados jovenzuelos con buena imágen, talento, un frontman carismático, un directo arrollador, un discazo bajo el brazo y (ay, ay, ay) un estilo de vida eminentemente rockero. Tras editar La danza de araña, BMG pasó completamente de promocionarlo y le dio a la banda un apoyo mínimo para la gira de presentación. Fueron haciendo lo que pudieron, pero los miembros de BNR veían como las buenas críticas de su álbum no se traducían en ventas, que su compañía los ignoraba, y, como consecuencia, cada vez se comportaban de un modo más asilvestrado y menos saludable. La hecatombe llegó en 1998, cuando Jordi se piró a las Alpujarras a vivir como un jipi, dejando tirados a sus compañeros. Estos, que en el fondo eran unos noblotes, deciden seguir adelante, pero la espantá de su frontman fue la excusa que buscaba la compañía para ponerlos de patitas en la calle.

Grabaron un tercer disco autofinanciándose, titulado La estación seca, con el guitarrista a las voces, que estaba bien, pero que no era lo mismo. Y eso fue todo. Hicieron una gira heroica para presentarlo, viéndose obligados a trabajar por las mañanas señalizando carreteras para completar ingresos - en A Coruña, tocaron el el pub Lautrec, que para el que no lo conozca, tiene una capacidad semejante a la de la marquesina de una parada de  autobús de tamaño medio, y que contó con la presencia de un atribulado y juvenil Zorromono - y pusieron fin a su trayectoria en el 2.000.

Habrán notado que, aparte del cantante, no se ha mencionado el nombre de ninguno de los otros miembros del grupo. Esto se debe a que los dos líderes y compositores de la banda lograron, años después, alcanzar el éxito que con tanta vehemencia se les negó con BNR, y me apetecía darles una sorpresilla: Los dos jefes eran Alfredo Fernández "Alfa", líder de LePunk, y Rubén Pozo, el miembro menos enervante de ... Pereeeeezaaaaa... (¿??¿)



El Perromandril vota por obviar el presente de sus miembros - incluyendo a Skywalker, cuyo debut es una costrez que le habría dado vergüenza grabar hasta a la Bebe del demonio -, y por quedarse con el mensaje que desprende la fulgurante trayectoria de los Rose: aquí tenemos un claro ejemplo de como la estupidez propia - en este caso, la de un cantante jipi irresponsable - y ajena - la de unos ejecutivos que se hicieron caquita al ver unas melenas y un par de substancias, y fueron tan miopes e incapaces que no pudieron apreciar el terrible potencial comercial de una banda de semejante calibre - mandó al arroyo una carrera que apuntaba para arriba. Pero, oigan, así nacen los grupos de culto.

3 comentarios:

  1. Gran post este último del raposo con culo de colorines!

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  2. Muy buen artúculo!!
    Completamente de acuerdo con todo, la marcha de Jordi fue la que posibilitó que BNR pasasen a ser una banda de culto, pero sobre todo la culpa fue de la calidad de sus discos... pues el culto siempre pervive en el tiempo, y quinceañeros actuales flipan con la Música que BNR hacían otros quince años atrás.

    Por el contrario, no estoy de acuerdo con tu breve crítica al disco de Jordi Skywalker. Tras escucharlo varias veces, con atención... he llegado a la conclusión que me gusta más que cualquiera de los discos de Le punk, y sobre todo Pereza... en el corazón de padre atómico encontramos la verdadera magia... alma de BNR.

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  3. alí estaba eu tamén no Lautrec, pero tiven a sorte de collelos uns anos antes no rock in cambre, con jordi ainda na banda.

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