Y ya que hablamos de humor, voy a hacerles una recomendación de amigo. Ya sé que por vivir en el país en el que vivimos, en la actualidad muchos desgraciados creen que "el humor" - no me refiero, por supuesto, al glorioso pasado de la comedia ibérica, que abaraca desde Marcial hasta Valle Inclán, pasando por Larra, Jardiel, Azcona, Eugenio, etcétera- es eso que hacen en El Club de la Comedia, el afeminado este de Pontevedra de las manos grandes, Buenafuente y sus adláteres - que sólo pueden ser definidos como "tumores"- y en películas para treintañeros más simples que el mecanismo de un botijo como Los lados de la cama, o como se diga. Si hasta un ser que merece tan poco el oxígeno que malgasta como Santi Millán tiene un pograma de humor...
Pues en otras latitudes - me refiero, obviamante, a EEUU- la comedia es algo extremadamente serio que ha dado al mundo monstruos que más que humoristas son analistas sociales o rapsodas cósmicos. El primero en alcanzar la inmortalidad fue, obviamente, el gran Lenny Bruce -repasen la inolvidable película de Bob Fosse, con Dustin Hoffman-, pero el favorito del Zorromono, y del que va a hablar, es Bill Hicks.

Este individuo, que cumplió con su parte del trato para convertirse en mito al fallecer con tan sólo 32 años, vivió como un huracán. Texano de nacimiento, elevó la comedia a un nivel dificilmente imaginable por estos lares; su hiriente sátira atacó todos los estamentos posibles, desde el gobierno y las religiones organizadas, a la simple estupidez social. Fanático del rock and roll, fue también un feroz activista a favor de la legalización de la droga. Les pongo unos videos para que se hagan una idea, pero el resto deberán hacerlo ustedes. No les costará mucho, porque en youtube hay colgados decenas de clips de Hicks subtitulados al castellano. Les recuerdo que el bueno de Bill falleció en 1993, y por lo tanto, tanto el presidente Bush como la Guerra del Golfo de las que habla son las primeras, aunque no lo parezca. ¿Profecías bíblicas o ciclicidad histórica marxista a lo bruto?
Huelga decir que este fenómeno se ganó una gran cantidad de enemistades, y que el mismísimo Letterman le censuró. No se casó con nadie, y mientras que en Australia, Canadá y Gran Bretaña, Hicks llenaba teatros y auditorios, en su país estaba vetado en la tele y actuaba en tugurios. Pese a eso, se ganó gran número de seguidores, y tras su muerte comenzó a ser tratado como el mito que es; por ejemplo, Tool dedicó a su memoria su mejor disco, Aenima -de 1996-, en cuyo último tema, Third Eye, incluyeron un sampler del cómico recitando su épico fragmento Just a ride....
Desde la vieja Europa también se le rindió tributo, y Garth Ennis y Steve Dillon incluyeron un bonito homenaje a la figura de Hicks en uno de los álbumes de su imprescindible serie Predicador.

Pues ya está. Espero haber picado su curiosidad para que profundicen sobre este fascinante individuo. Ahora cabe preguntarse si es posible que una figura de este calibre surja en ésta nuestra piel de toro, en el que el ideal de humor inteligente parece ser Pepe Reina. ¿Se imaginan ustedes a un comediante bromeando sobre los orígenes impecablemente francosos del padre del presidente del grupo de comunicación pseudoprogresista más grande del país? ¿O sobre la sonrojante brutez e ignorancia de algunos adorad@s millonari@s galaic@s? ¿O sobre una conocida, entrañable y finísima cadena de almacenes que posee el 25% de Intereconomía? ¿O sobre cuan mejor sería el mundo si Willy Toledo jamás hubiera nacido? Puede ser que este titán exista, pero tranquilos, que no nos vamos a enterar.
Esta vez sí que me has tocado la vena. En este país la corrección política se ha cargado el humor, que es síntoma de inteligencia y libertad.
ResponderEliminarEs penoso como los humoristas hacen siempre chistes de lo mismo, y no se atreven a tocar ciertos (muchos) temas. De manera que Tip y Coll con aquello de "...y la semana que viene hablaremos del gobierno" eran más valientes y más libres, aún estando bajo la censura franquista, que los tumoristas de hoy.
La censura de ahora es mucho más acojonante, pues ha sido aprehendida por la ciudadanía (que no por el pueblo), de manera que si yo cuento un chiste sobre algo que no se debe, la gente no sólo reprime la risa, sino que además me reprochan mi falta de civismo, que bueno, como la censura el transversal, sea el tema delicado que sea, se convierte en un "machista, fascista, intransigente, reaccionario, racista..."
Por último, decir que odio el humor políticamente correcto que parece enlatado, y aunque no tiene puta gracia, tiene que hacer gracia. Frases estúpidas como "un poquito de por favor", nos definen. ¿Dónde está la gracia, la inteligencia, la transgresión?.Parafraseando y distorsionando a Goebbles "una frase sin gracia repetida mil veces se convierte en una frase graciosa".
Si el Vulpiteco y Jesse Custer se ponen de acuerdo en recomendar algo, entonces hay que tenerlo en cuenta. Sin duda, Norteamérica es un país de grandes humoristas; sin ir más lejos, anoche la t. v. nos dio la ocasión de partirnos la caja con el ubicuo Chuck Norris. Sin embargo, sospecho que cuando aporta su granito de arena a la paz en Oriente Próximo ("Delta force") cree hacerlo en serio.
ResponderEliminarHey, y qué hay de Sam Kinison. Puede que menos ácido que Hicks, pero sin duda más jevi, chuzas y farlopero. Un ejemplo de vida el suyo, sí señor. Por cierto, totalmente de acurdo con el sr. Knees: tengo la impresión de no haberme reído relmente con ganas ante un cómico desde 1989...
ResponderEliminarQue grande el Bill HIcks, aun se echa de menos :)
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