martes, 9 de noviembre de 2010

El espejismo de la era Clinton (I)

La fiesta de los 90 que celebró hace bien poco el Zorromono ha llevado al triste cerebrito de su mutante favorito a reflexionar, una vez más, sobre esa maravillosa década. Si bien es cierto que ya se trató el tema en el poco celebrado post sobre Monster Magnet - porque está visto que lo único que provoca alguna reacción en el populacho internáutico son los ataques a vacas sagradas tan aburridas como U2 y Clapton - en esta ocasión el Micocánido quiere abordar el tema de otra manera; ¿Se han parado a pensar que la década de Clinton fue el último periodo en el que las grandes bandas de rock se hicieron verdaderamente grandes? Piénsenlo durante un momento. Con la excepción de Guns N Roses, y, a otro nivel, Van Halen y Mötley Crüe ¿Qué grupo se hizo realmente masivo desde los 70? Los 80 dieron bandas tan asombrosas como Black Flag, The Fall, The Cramps, Replacements y Jane's Addiction - que no alcanzó el éxito masivo hasta los 90, al igual que REM- pero éxitos tan rotundos como el que obtuvieron, por poner un ejemplo claro, los cuatro grandes de Seattle en maravilloso espejismo de los primeros 90, pues como que no. Porque lo de esa década, amiguitos, fue justo eso. Un espejismo. Un movimiento sísmico que alteró una dinámica ponzoñesca en la industria musical que empezó en los primeros 80 y dura hasta hoy en día, y que no finalizará hasta su completa autodestrucción.

Pero una vez más nos estamos desviando del tema, porque este post versará sobre dos bandas que destacaron en los 90 por dos motivos bien diferentes, y que en estos días vuelven a la actividad: Una que se lo comió todo por el simple motivo de que se lo merecía, y otra que se quedó a medio camino pese a contar con todos los requisitos para vender muchimillones de discos.

BIEN MERECECIDO LO TUVIERON

Tal y como está la cosa, no me nieguen que llama poderosamente la atención que este grupo haya vendido, a ojo de buen cubero, unos 15 milloncejos de discos por todo el mundo:



Pero qué les va a contar el Micocánido de Soundgarden que no sepan ya... Surgidos de las catacumbas de Seattle, estos discípulos de Black Sabbath y The Stooges alcanzaron una gran notoriedad con su tercer - y para muchos, incluído el Zorromono, mejor disco -, Badmotorfinger. Rockote denso, temas largos y enrevesados, estructuras complejas, textos inquietantes, y una voz sobrehumana, que brotaba de la garganta de un Chris Cornell cuya mesánica apariencia convirtirió en un referente generacional, amén de en uno de los cachondones oficiales de la época, junto a Kelly Slater y Jake Hanson, de Melrose Place.



Badmotorfinger vendió la nada despreciable cifra de un millón y medio de discos sólo en EEUU, y Soundgarden se pusieron en boca de todo Dio, encabezando festivales y arrasando todo cuanto escenario pillaban por delante, pese a que la prodigiosa garganta de Cornell empezaba a fallar más que una escopeta de feria.

Siguiendo una progresión más que lógica en su  sonido, el sucesor de Badmotorfinger presentó a una banda menos bruta y más abierta. Este derribo de tabiques estilísticos dio como resultado Superunknown, un pelotazo que vendió nosecuantos millones de discos y que convirtió al cuarteto de Seattle en megaestrellas - ¿Se imaginan eso hoy en día? ¿Una grupo como éste llegando a esos niveles de éxito y popularidad? Ya querrían Queens Of The Stone Age y The Mars Volta, pese a que calidad no les falta -. Era 1994, y eran los amos del cotarro; el pobre Kurt Cobain ya la había diñado, Alice In Chains, pese a seguir grabando discazos - de ese año es el estremecedor Jar of Flies - no estaban en condiciones, y Pearl Jam... bueno, pues al Zorromono le van a llover hosti*s de ambos hemisferios, pero lo cierto es que el grupo de Eddie Vedder siempre le ha parecido muuuuy poquita cosa al lado de los tres colosos antes mencionados. Algún día el Micocánido les dedicará un buen post poniéndolos verdes, por ñoños.

En fin, el caso es que Cornell, el guitarrista Kim Thayill, el batería Matt Cameron y el bajista Ben Sheperd ejercieron bien a gusto el papel de estrellas durante esos años, hasta que en 1997, la banda se separó. Acababan de publicar Down in the upside, otro señor disco que en su época fue injustamente infravalorado por medios y público, por mostrar a unos Soundgarden más reflexivos y, hasta cierto punto, melancólicos, que  incidían en la brecha psicodélica abierta con Superunknown. Y a partir de ahí, todo se torció para el bueno(rro) de Cornell.

Porque lo de este tipo no tuvo nombre, señores. Mientras sus compañeros de banda mantenían su dignidad - Cameron, tocando con Pearl Jam, Sheperd haciendo lo propio con Mark Lanegan, y Thayill sentado tranquilamente en el sofá de su casa- Cornell se dedicó a destrozar metodicamente su carrera. Comenzó por grabar Euphoria Morning, una especie de trasunto del Grace, de Jeff Buckley que, visto lo que vino después, tuvo hasta gracia. Tras este somnífero con surcos, el vocalista decidió juntarse con los miembros de Rage Against the Machine y dar vida  ese pastiche llamado Audioslave, pese a que la cosa no pegaba ni con cola. Tras finiquitar este disparate, que es cierto que dejó algún temilla potable, el colega grabó otro discuelo en solitario tan gris que parece que nunca existió. y lo que vino despues fue ya la hecatombe.



Pues ahí lo tienen. Henchido de botox, de asesoramientos desastrosos y de tontería, el antaño Dios de Seattle va y graba un disco con Timbaland, ese primate del R&B trapero cuyo concepto de producir es llenar los temas de grititos de "EEEEEEEh" "OOOOOOh" y "AAAAh". La cosa no podía ir a peor, y se imponía un poco de cordura.

Van  a disculpar al Micocánido por autocitarse pero, ¿Recuerdan el célebre post zorromonero de Tú antes molabas? ¿Ese en el que rajaba de Clapton y que hizo que el Foxmonkey recibiera insultos hasta del lejano Cono Sur? Pues el caso de Cornell fue el mismo, pero con ticket de vuelta. Tras haber molado mucho, pero que mucho, dejo de molar por cretino. Y que el 1 de enero de 2010 el pollo anunciara la reunión de Soundgarden no hizo que ese estatus de ex molón mejorara. Pero la cosa cambio radicalmente cuando, tras actuar la banda en Lollapalloza, empezaron a rular por ahí los videos de ese recital.



El Zorromono les jura por Dio que nunca se encontrarán con ningún  mutante  más desconfiado ante este tipo de reuniones alimenticias. Pero esta interpretación de Blow Up The Outside World es como contemplar la resurrección de Lázaro alive on stage. Según avanza el tema, este cuarentón melenudo se va librando del lastre de 15 años de despropósitos éticos, artísticos y estéticos y, cuando llega el minuto 1.30 del video y el tipo  alcanza los agudos del estribillo -previo pisotón a un pedal de eco, cierto es- Cornell vuelve a ser el de 1995. Ahí lo tienen: El Asombroso Caso del Grunje que Molaba, dejó de Molar y Ahora Mola de Nuevo.

Y sí, es cierto que Thayill parece el Mulá Omar, que Shepard se ha multiplicado por dos y que Cameron es miembro de Pearl Jam -eeeeecs-. Pero Soundgarden están de vuelta, y eso merece una celebración. Incluso tienen nuevo disco, obviamente recopilatorio, con un inédito de lo más resultón que data de la arisca etapa Badmotorfinger. Aunque Cornell jura por sus hijos que regrabó las voces este año.



Para variar, el Zorromono pensaba hacer algo breve, y ha parido un ladrillo que parece el libro de Malaquías del Antiguo Testamento. Así que este megapost noventero se mutila en dos, y el Micocánido les emplaza a los próximos días para conocer la maravillosa historia del grupo que merecería haber llenado estadios y que, en lugar de eso, ni siquiera agotó las entradas del teatro municipal de A Estrada.

4 comentarios:

  1. Quisiera decir que si las bandas se masificaron en los 90´s no fue por una gestión de un presidente en general. La situación económica global es la que tiene como resultado un presidente y gobierno determinado en un país, USA en particular, y la ola favorable para los negocios de la industria del rock.
    Por el lado de Chris Cornell... acepto que el último trabajo es un espanto... pero, bueno, podemos suponer que el tipo la limó. Además si se vuelven a juntar es porque a Kim, Ben y Mat muy mal no les cayó que Chris haya hecho esa burrada. Ahora los dos discos anteriores son excelentes trabajos, con un nivel de composición muy buenos, mucho sentimiento y melodía, muestran a un Chris muy cercano al de Temple of the Dog... la verdad que me he deleitado con ellos.

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  2. En ocasiones cuando no puedo dormir cojo de portatil y busco actuaciones en directo en youtube para dormirme con una buena sensación. A pesar de la traición de Chris busqué la canción Seasons de la impresionante e imprescindible banda sonora de la película Singles (donde aparecían la importante troop de Seattle). Ahí descubrí que este señor seguía manteniendo toda su VOZ. A pesar de que lo habían desauciado en su momento por un supuesto cancer de garganta (leyenda urbana). En resumen uno de los pocos grupos que me gustan por entero dos discos, algo tremendamente difícil para mi.

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  3. L averdad es que todo lo que lleva la etiqueta de Seattle me da escalofríos. No es una pose ni un estilo de vida, sabe dios que intenté cogerle el truco en mis tiempos mozos. Y al final, la conclusión a la que llego es que todos estos, y otros, son los responsables de la baja calidad del rock americano que se exporta hoy en día, cargado de medios tiempos pesados y monótonos, de nula creatividad y que tratan de disfrazar de fusión de estilos la incapacidad de seguir una línea musical coherente.

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  4. De los grupos de Seattle, el mejor, Soundgarden. Pero lo mejor que trajo ese estilo aún no llegó, lo veremos en unos años cuando venga el revival 90´s y veamos a pijos y fashion victims intentando ir de grunges, disfrazados de vagabundos maricones.
    La verdad, Pearl Jam, otro grupo como U2, cuyos fans se creen ser muy exquisitos y en realidad escuchan música de mierda.
    Nirvana...bueno, al menos Kurt era de origen coruñés, de los Cobián de toda la vida.

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