martes, 15 de noviembre de 2011

¿¿¿Otra vez los Ramones, Zorromono???

Hay ocasiones en que lo sobrenatural parece imponerse sobre los frágiles límites de la realidad en esta rama del entretenimiento para peludos sin seso llamado "rock and roll", al que algunos dedicamos con pasión nuestra triste existencia. ¿Como se podría explicar si no que una de las mejores bandas de todos los tiempos actuara, en uno de sus más floridos momentos, en un villorrio olvidado de la mano de Dio como A Coruña, en unos tiempos cuyas únicas fuentes de diversión para sus atribulados habitantes eran, según fuera su barrio de origen, presumir de lo que no tenían o correrse a pedradas entre ellos?

Foto de Johnny y Dee Dee en A Coruña en 1981, tomada por Nonito Pereira Jr.

Pues eso sucedió, señores míos. Los Ramones - sí, otra vez ellos ¿Qué pasa? - actuaron en esta triste y perezosa ciudad del noroeste el 13 de noviembre de 1981, dejando a las poco más de 3.000 personas que acudieron a verles rendidos ante ellos y ante, quien lo iba a decir, un grupete de Ourense capitaneado - y nunca mejor dicho - por un bigotudo policía secreto, conocido como Los Suaves, que ejercieron de teloneros en tan magno evento con inesperado éxito.

http://ocio.laopinioncoruna.es/agenda/noticias/nws-37264-la-primera-noche-punk-corunesa.html

Según cuenta el periodista ramonista y promotor Nonito Pereira Jr, este concierto tuvo mucho de iniciático y supuso el espoletazo de salida para el rock coruñés de los 80. ¿Recuerdan el recital de los Sex Pistols en Manchester que se relataba en la película 24 Hour Party People? Pues salvando las obvias diferencias, algo de eso parece que debió pasar. El artífice de  que los cuatro de Forest Hills pisaran esta ignota y oscura villa fue, como han podido leer en el artículo de arriba, el padre de Pereira Jr y, por expansión, del rock coruño, ese titán conocido como Nonito Pereira Sr.



Si no han leído el libro en el que este señor relata su amplísima trayectoria como promotor, crítico, locutor y mil cosas más, deberían solucinarlo cuanto antes. Por las páginas de esta opus magna, Pereira Sr. relata sus aventuras junto a bestias pardas como José Luis Rodríguez El Puma, Tom Jones, Rafaella Carrá, Vicente Fernández El Rey y Demis Roussos, a quien tuvo que acompañar a un lupanar para que el orondo vocalista heleno recreara la batalla de las Termópilas con un puñado de meretrices tras un concierto coruñés. También glosa la génesis de este recital, aunque se centra sobre todo en la sorpresa que le produjo que el grupo telonero estuviera liderado por un poli, y como decidió omitir ese detalle durante la promoción del bolo.



"Cuando subieron al escenario, aquello fue pura adrenalina - recordaba Pereira Sr. la pasada semana -. Acababa uno con agujetas, porque no paraban. También tiene gracia la perspectiva que tengo ahora, como hombre mayor dedicado a la música, de todo aquello; En esos días el punk y la new wave pegaban muy fuerte, pero es que ahora lo de los Ramones es algo increíble, de aquella no eran tan grandes. Ahora no paro de ver chavales muy jóvenes llevando sus camisetas, y su grito de guerra Hey Ho Let's Go es ya un icono".



Obviamente, el razonamiento de Nonito es el correcto, y todos coincidimos en que Ramones son hoy en día mucho más grandes, reconocidos e influyentes de lo que jamás fueron en vida. Pereira Jr. tiene también un recuerdo claro del repertorio que se pudo escuchar en el Palacio de los Deportes hace treinta años. "El concierto estuvo muy bien, pero sonó como una patata, porque no había equipo. Básicamente, interpretaron el It´s Alive con el añadido de algunas canciones de End of The Century, como Chinese Rocks, y Pleasant Dreams".

"Por supuesto, tocaron Do you wanna dance y Let's Dance. Estos tíos vinieron a evangelizar - asevera -, porque en estos momentos esta era una ciudad muy progre pajillera". Por lo que parece, lo único que ha cambiado en estas últimas tres décadas es la orientación política coruñenta, mientras que su obsesión onanista continúa intacta.



A Pereira Jr. también le impresionó el look de la banda, y no distinguió, en sus prepúberes correrías por el backstage, la legendaria hostilidad que mantenían sus miembros entre ellos: "Me llamó la atención su indumentaria, que nos era muy ajena. Johnny llevaba unas Nike rojas y blancas chulísimas, cuando aquí todavía no había Nike, los pantalones rotos, las chupas de cuero... Eran los Ramones en uno de sus mejores momentos. Y no noté mal rollo entre ellos, aunque tampoco los vi dándose abrazos. Cada uno andaba por su lado".

Y, quien lo iba a decir, un recital de un cuarteto de gañanes compuesto por un batería alcoholico, un bajista bipolar y politoxicómano,un guitarrista ultraconservador y un vocalista de dos metros obsesivo-compulsivo, que tronaba inquietantes coplas sobre esnifar pegamento y secuestros por parte del Ku Klux Clan, supuso para Pereira Jr. un soplo de libertad: "De ese concierto nace mucho de mi gusto por este grupo. Fue muy impactante, porque aquí todavía no había llegado la NBA, el fútbol era una cosa de señores con bigote y muchos no encontrábamos nada con lo que encajáramos, salvo algunas cosas de la tele, como Los Ángeles de Charlie. Pero este concierto reafirmó que había algo diferente ahí fuera".



Pereira Sr. recuerda también que el recital fue calificado como de alto riesgo, pero que la plebe tuvo un comportamiento de lo más señorial, y no hubo ningún incidente violento. Otras fuentes, apócrifas y suburbiales, afirman que sí que hubo piñas, aunque nada más que las típicas riñas entre chavalotes de diferentes barrios, en plan Los Warriors. También acudió al evento el showman Paco Lodeiro, que perjura que Los Suaves se merendaron a los Ramones. En fin...



Los cuatro de Forest Hills - ya sin Dee Dee - volverían a la ciudad años después, en 1993, y en otra reacción típicamente coruñenta, la venta de entradas, que avanzaba a buen ritmo, se detuvo en seco dos días antes del recital al anunciarse que se televisaría el partido que el Deportivo jugaría contra el Barcelona esa misma noche. Pese a que los Nonitos, de nuevo promotores de la velada, instalaron una pantalla gigante en el multiusos para que los patanes que asistieran al bolo pudieran seguir las evoluciones del por entonces Super Dépor, fueron poco menos de 4.000 las personas que acudieron a la cita. Hay cosas que nunca cambian, señoras...

No hay comentarios:

Publicar un comentario