jueves, 8 de julio de 2010

Las coñas y lo serio

Aquí lo tienen: el post sobre eso tan coruñés de tomarse en serio lo que es de coña, y de coña lo que es en serio. Y, por cierto, ya saben que esto no es un informativo ni se ocupa de la actualidad de nada en absoluto, así que no se va a a mencionar ni a Muse, ni a Arcade Fire, ni al Noroeste. No sean vulgares, por Dio. Además, este mutante ha de reconocer que se confunde a Arcade Fire con Vampire Weekend, o como se escriba, así que va ser mejor dejar este incómodo asunto.

Vamos allá pues. ¿Por qué a la gente le gusta el rock? Bueno, esta pregunta es bastante perogrullesca, porque está claro que a las gentes, en general, no les gusta el rock, así que empezaré de nuevo: ¿Por qué a los seres llamados humanos con un mínimo de inquietudes les gustan las artes, las culturas y esas chorradas? Este micoraposo quiere creer que porque buscan la realidad y la verdad, y esperan encontrar en determinadas obras de creación un filtro capaz de reinterpretar la existencia, creado unas mentes que, por un motivo u otro, tienen el privilegio de gozar de una visión de su propio ser y su entorno que el resto de los mortales no podemos siquiera vislumbrar.

Pero también hay artistas o creadores que persiguen el nobilísimo propósito, igualmente válido y loable, de proporcionar entretenimiento, risas y llevar el solaz, la diversión y la alegría allá por donde van. Y, obviamente, también cretinos, arribistas, mercachifles y aprovechados que no sólo no aportan nada, sino que hacen creer a su incauta audiencia - con la ayuda de instrumentos de difusión que, o bien  tienen intenciones tan corruptas como las de estos seres, o se apoyan en un criterio tan nubio y falto de referentes como el de los tristes a quienes engañan- que son lo mejor que les ha pasado en su vida, y que suponen un avance el arte occidental no visto desde la invención de la imprenta.

Ya ven por donde voy, pues. Y, como ya les adelanté, voy a poner dos ejemplos eminentemente herculinos para que lo entiendan, que me consta que son ustedes un poco meloncetes: la pureza creativa de Cañita Brava, y la tendenciosa corrupción del dúo pop Triángulo de Amor Bizarro.



Me van a permitir que me genuflexione ante el maestro, pues Manolito el Caña Brava - como se le conocía cuando, con inconsciente actitud punk, irrumpía en los escenarios de las fiestas de Os Castros en el descanso de la orquesta, y deleitaba a los desconcertados vecinos con sus canciones y sus cucharillas - es el perfecto ejemplo de artista puro anteriormente expuesto. Pueden tener por seguro que todo, absolutamente todo lo que sale de la boca, las manos o cualquier otra parte de la anatomía de Cañita es real, y las únicas motivaciones que le mueven, aparte de satisfacer sus necesidades más básicas - tanto creativas como físicas-, es mostrar a la humanidad su particular visión del mundo que le rodea.

¿Tiene algo que ver la propuesta artística de esta persona con la roussoniana teoría del buen salvaje? ¿Se puede achacar a ciertas limitaciones intelectuales el discurso de Cañita? Si opinan ustedes así, es que tienen un problema mucho más serio que el de este genio. ¿Acaso la enfermedad de la vista que hacía a El Greco ver a la gente más estilizada invalida toda su obra? No sean tarugos y admitan la realidad; si Cañita no es un pousseur es por voluntad propia, y en vez de diseñar un personaje escénico, ha decidido ser su propia obra de arte. En lugar de subir al escenario su propia personalidad - ese modelo de cantante majo que tanto gusta a las personas -, optó por bajar a la estrella a las calles. Cañita es como Arthur Cravan, el boxeador poeta. Como Gainsbourg. Como Robert Johnson. Quien no vea en sus obras nada más que un cruce entre cacofonismo y poliglotismo borderline, sí que tiene una enfermedad mental.

A esto hay que sumarle el estilo de vida canalla del que siempre ha hecho gala, lo que le emparenta directamente con otros poetas urbanos, como Johnny Thunders. Pero sus vivencias y correrías en lupanares, discopubs y whiskerías no han hecho más que engrandecer una leyenda que no da señales de agotamiento.



Ahora toca hablar de las chorradas que la gente se toma en serio, desafiando todas las normas del sentido común. El paradigma coruñento de esta contradicción serían TAB - no me refiero al popular refresco de cola para señoras de los 80, sino al grupo Triángulo de Amor Bizarro-. Y ya se que se esperan una gore sesión de despiece por parte del Zorromono, pero mucho me temo que se van a quedar con las ganas, pues cuando algo se descalifica por sí solo, no hay por que hacer más sangre del asunto; si unos camareros deciden dar rienda suelta a sus delirios de grandeza montando un grupete que fusila tarde, mal y a rastras a luminarias noise tan pesadas como My bloody valentine o Jesus and Mary Chain - aunque luego en directo suenen como una versión rural de Parálisis Permanente- están en su perfecto derecho. Y si deciden camuflar su total ausencia de pericia musical con una parvulita actitud de enfants terribles, pues allá ellos. Huelga decir que en las fatuas provocaciones de estos individuos poco o nada hay de realidad, verdad o como lo quieran llamar, y si mucho de imitación, importación descontextualizada - en el mal sentido - de patrones ajenos y posmodernismo de pega.

El problema no es del Tab ni de su agroshoegazer, sino de la chusma que les hace caso y se los cree, impulsada por la pleitesía de una crítica con oscuros intereses, visión musical y estética limitada, y ansias de notoriedad. Pero ya está, vamos a dejarlo aquí porque aún va a parecer que el Zorromono tiene algo personal contra estas amebas, que son muy dadas a festejar cuando les ponen verdes en algún sitio. Ah, por cierto, las reclamaciones se le podrán hacer al Micorraposo el sábado, en el bar Soho, donde se celebrará la fiesta de verano de La Cueva del Zorromono. Para el que lo quiera reconocer, El Zorromono será el ser de la camisa hawaiana roja y la cinta de Kamikaze en la cabeza. Ahí les espero.

3 comentarios:

  1. Tres pueblos se ha pasado usted. Todo es criticable en esta vida, pero hacerlo poniendo en valor, que diría el alcalde, las virtudes artísticas del señor caña brava solo tiene un nombre: Provocación. O, en coruño, joder por joder. Lo que no quita que sea divertido e incluso pueda llegar a encerrar algún fragmento de verdad...

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  2. Monkey-Fox, has dicho lo que muchos pensamos y pocos se atreven a decir.
    Cañita Brava es Punk: poca calidad técnica musical, pero todo actitud.
    Pero esos grupos snobs de nombres guais para gente guai, vestidos retro y sonido ñoño...Vetusta Morla, Maldita Nerea, TAB...¿de qué se van? son muy cultos, menudos nombres más cool... son unos visionarios, unos adelantados a su tiempo,son lo que le gustan a la gente que controla de música y que nos jodió el Noroeste...¿vamos a compararlos con Raphael? ¿o acaso con los Hives?... por eso el sábado en tu fiesta de melenudos sucios y borrachos quiero que los pongas...A PARIR.

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  3. Ya se sabe: no tomarás el título de las canciones de New Order en vano. Y en cuanto al buen Cañita, recordemos que, en aquel programa del llorado Jordi Estadella, dejó la imagen de nuestra amada ciudad a la altura del betún. Es decir, lo que nos merecemos. Gracias, Cañita. Seguro que, cuando abandones este plano de la existencia, te encontrarás en el Más Allá con Marlene Mourreau.

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