-¿Cómo fue tu primer contacto con el mundo de los superhéroes?
-Un día un tebeo de superhéroes cayó en mis manos. Yo era aficionado a la historieta europea…crecí con ella en los años 60, y en esa época el tebeo formaba parte de la cultura de la infancia, y algún día, en una peluquería, para que los niños no se movieran, les daban un tebeo. Y creo que aquel buen hombre no sabía lo que hacía cuando me dio el tebeo de superhéroes. No sabía que estaba formando mi futuro al mismo tiempo que me cortaba el pelo a la taza.
-¿Fue ese instante en concreto un punto de inflexión vital para ti?
-Cambió mi vida, descubrí a unos personajes que iban vestidos con trajes ajustados, de colores… bueno, era en blanco y negro, pero yo intuía que eran de colores porque como la tele era en blanco y negro, creíamos que la ficción era así, que no tenía color. Y me enganche a aquellos saltos que daban, a los escorzos, a las anatomías imposibles, a aquellas chicas con trajes ajustados… Creo que fue un número de Los Vengadores.

-Supongo que en esos días ya empezabas a dibujar. ¿Soñabas con que, algún día, podrías dibujar a esos personajes?
-No, me capaba mis sueños de una manera brutal, porque hay que tener en cuenta que vivíamos en Cuéntame (risas), no nos podíamos permitir ni el lujo de soñar con lo que sabíamos que era imposible. Ir a Nueva York era imposible, solo podían unos pocos privilegiados, y yo no me permitía ni siquiera el lujo de poder soñar con ser dibujante en EEUU, cosa que ahora sí que se puede. A veces vienen chavales jóvenes y me dicen “no sé donde publicar, si en el mercado europeo o en el norteamericano”, y yo les digo “joder, que suerte tienes”. Pero eso ha hecho que todo lo que ha ocurrido durante estos años haya sido más sorprendente, porque el salto ha sido tan grande desde lo que tenía a lo que tengo, que incluso luchas con más fiereza y dureza por no perderlo. También es un hándicap que cortas con tu propia vida. Hay muchas facetas de tu vida que abandonas, precisamente por eso, por la lucha constante, y entiendo que la gente joven sea más inestable su presencia en ,los mercados, pero es que la situación está así y actúas de acuerdo con tus propios referentes vitales.
-¿Por qué personajes sentías especial predilección?¿Tenías algún favorito?
-Curiosamente, me gustaban los perdedores. Nunca me gustaron los grandes superhéroes, como el Capitán América. Por eso me gustaban las colecciones con grupos, porque siempre había por ahí detrás un par de personajes que eran los que verdaderamente tenían posibilidades, como el caso de Ojo de Halcón en Los Vengadores, que siempre fue mi favorito. Y fue porque me gustaban los arcos porque a mí de pequeño me encantaban las películas de indios, de hecho tiro con arco precisamente por eso. Y siempre se peleaba con el Capitán América, porque era muy paternalista y condescendiente, y él le decía “¡que me dejes en paz, gilipollas!”, eso a mí me molaba … como mola, eso de meterse con el padre, porque el Capitán América era como el padre de todos ellos, el otro era el rebeldillo, el más modernete, y a mí me molaba eso mucho más que los personajes grandilocuentes.

-Has dibujado a Superman, a Batman, a la Patrulla X, a los 4 Fantásticos, a Los Vengadores… ¿Quién te falta?
-Faltan muchos, hay colecciones que no he tenido ocasión, por falta de tiempo de tocar. Me gustaría trabajar con Spiderman… de hecho el personaje que estoy haciendo ahora, Thor, lo estoy haciendo precisamente porque no lo había hecho nunca, y aporto unas propuestas gráficas y de concepto muy diferentes de los cómicas clásicos, como trabajar con los mitos nórdicos, con referentes culturales que estoy aportando, como el metal, poder ponerte tus bandas sonoras para trabajar, distintas de las que me pongo con otras colecciones, poder escuchar a Slayer, a Halloween, a Stratovarius, para meterte en esa dimensión escandinava.
-¿Estás haciendo un Thor heavy como el viento? ¡Mola!
-Es que el metal ahora tiene en Escandinavia donde tiene sus referentes más concretos, incluso utilizo esa estética metalera, con remacheras…
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