jueves, 10 de mayo de 2012

Esto es un atraco, nena...

Van a permitirle al Zorromono un breve inciso en su serie de tostones sobre los sustitutos más grotescos de la historia del rockote para recordar a dos colosos que fallecieron tal día como ayer, un 9 de mayo, aunque en diferentes años: Toño Martín y Pepe Risi, cantante y guitarrista, respectivamente, de los Burning.



Sí, sí. Los Burning. Cuando empiezas a  tocas rock estoniano con tintes glam en la oscura España de 1974  - y, para más inri, en el trapisóndico y muy madrileño barrio de La Elipa, conocido aparte de por ser la cuna de esta grupón por ser el lugar en el que se ubica El Pirulí- te ganas el derecho de llamarte como te da la gana. La historia de los autores de ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este? es tan rock and roll que asusta,con abundantes raciones de lucha, diversión, pivas, decadencia, churris, drogas, nenas, muerte y gloria.



Son muchas las historietas que el teclista Johnny Cifuentes y el pobre Risi - que dejó este mundo en 1997, seis años después que Toño- relataron sobre esos primeros años en los que tocar rock en este país no es que fuera arriesgado, si no que era, literalmente, jugarse la vida. Sirvan  como ejemplo una aventura en compañía de unos guardias civiles amigos del dueño de la sala de fiestas de turno, que dejaron sus güisquis un segundo para acabar de persuadir a punta de pistola a esos guarros peludos de que no iban a cobrar por su actuación de esa noche. Lo de amenazar con armas de fuego debía ser una práctica común en esos tiempos, porque ambos rockeros gustaban de recordar otra anécdota en la que el propietario de un club agropecuario sacó un escopetón para intentar convencerles de las ventajas de ofrecer recitales gratuitos.

Los encontronazos con la ley fueron habituales en esos salvajes días, incluyendo una acusación de estupro hacia uno de los músicos. El resto de la banda urdió un plan para liberar a su inocente compañero enchironado tras encontrar un número de Interviú en el que la menor presuntamente mancillada aparecía en pelota picada y actitud sugerente. Al parecer, el elaborado ardid del grupo consistía en presentarse ante el juez blandiendo el ejemplar de la rijosa publicación y hablar todos a la vez muy alto y muy rápido hasta que Su Señoría decidiese librerar al Burning cautivo. El único problema fue que algún figura dejó la revista en el capó del haiga en el que se apelotonaron rumbo a los juzgados, aunque debieron de ser muy convincentes, porque el rockero volvió a la calle ese mismo día.



Pero son precisamente estas aventuras, junto con una selección brutal de andanzas galantes, desamores chulescos y romanticismo yonqui las que nutrieron uno de los cancioneros más blindados que ha proporcionado el rock en castellano. La inspiración en hechos verídicos para la composición de las piezas de los madrileños le fue confirmada al Zorromono por el mismísimo Johnny - uno tiene sus contactos, ya saben- que aseguró que incluso Esto es un atraco está basada en un hecho real.



"Te lo juro tío - corroboró Johnny con su mítico acento carabanchelero -. Llamé por teléfono a la joyería en la que trabajaba una novia que tenía entonces y ella me dijo ' es que nos están atracando'. Y yo le contesté '¿Pero que está pasando? ¿Qué pinta tiene el tío?', y hasta le pedí que me lo pusiera al teléfono...". Este apego a la realidad dio otros frutos estremecedores, como el primer rock en castellano dedicado a un travestí a-là-Lola-de-Ray-Davies - la vacilona y glammy Seducción, aunque es de justicia reconocer que este tema ya había sido tratado en algunas canallescas coplas-, el desgarrado llanto de Risi hacia su compañero caído Toño en la crepuscular Te quiero tanto y la chulería desbocada de  No es extraño que tú estés loca por mí.



Por suerte, tanto Toño como Risi pudieron disfrutar del éxito popular y el respeto de sus camaradas, que es mucho más de lo que lograron maestros y compañeros de generación e influencias, desde Nikki Sudden a los propios New York Dolls, otro de los grandes referentes de los de La Elipa. Su primera explosión masiva fue con ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?, auténtico himno del rock nacional que nació como un encargo para le película homónima de Ricardo Colomo; Al parecer, el cineasta necesitaba un grupo de rock macarra para su cinta, y tras contactar con los Burning para encarnar este rol les pidió que hicieran una versión de un tema que le había compuesto Luis Eduardo Aute. Los rockeros se negaron en redondo a interpretar la pieza del plúmbeo cantautor filipino y le solicitaron al director la oportunidad de escribir ellos mismos la canción central del filme. Esto fue un viernes, y el lunes -¡¡¡El lunes!!!- ya la tenían lista. Como lo oyen. En dos días. Obviamente, Colomo tuvo de disculparse con Aute y aceptar la maravilla que le trajeron nuestros héroes.

El segundo salto a la fama de los Burning fue a principio de los noventa, ya sin Toño - que abandonó la nave en 1983 -, con un doble en directo cargado de invitados que llegó a disco de oro y llevó al grupo a petar plazas de toros y pabellones por toda la piel de toro. La trayectoria de la banda siguió sin sobresaltos hasta el fallecimiento de Risi - cuyo apodo procede del sonriente monigote de la conocida marca de aperitivos salados-, tras la que la banda siguió, y sigue, en activo con Cifuentes al mando, paseando su chupa de cuero y sus gafas de rock por salas y festivales de toda España. El teclista cuenta como, en su última conversación en el hospital, Pepe le dijo que ni se le ocurriera acabar con la banda si él fallecía, antes de pedirle que dejara de tapadillo un par de trujas y un mechero en los baños para echar un último cigarrito antes de reunirse con Janis, Lennon, Allman, Hendrix , Bolan, Bonham, Brian y Moon.




Y la histotia continúa, amigos. El grupo acaba de registrar su próximo disco en estudio, el primero desde Altura (2002), que se publicará próximamente y en el que han reutilizado temas del álbum que Johnny grabó el pasado año con Leiva, de Pereza (Eeeeecs...), que no verá jamás la luz por desavenencias entre ambos. Pese a que en teoría se trataba de un proyecto medio secreto, el permanente afán de autojustificación rockeril del miembro de este exitoso dúo le hizo anunciarlo a bombo y platillo en la Rolling Stone, que casi parece propiedad del enervante músico por la bola y el jabón que le proporcionan cada mes. Según tan prestigiosa publicación, la disputa surgió por un tema de autoría de los temas, aunque la revista afirma claramente, que la culpa fue única y exclusivamente del teclista carabanchelero por viejuno y codicioso. Lean, lean... http://rollingstone.es/noticias/view/las-20-peleas-mas-celebres-del-pop-rock-espanol



Ya que hablamos de autoría de temas y de Leiva, vamos a acabar este post con un poquillo de humor, recordando el primer single del disco en solitario de este ídolo, que sufrió un agravante plagio por parte de una desconocida cantautora yanqui - una tal Lucinda nosequé-, que al parecer se valió de una máquina del tiempo para escuchar la pieza del artistazo ep-pañol y fusilarla impunemente unos cuantos años antes de que el miembro de Pereza la escribiera:






2 comentarios:

  1. Ahhhhh!! Que Dios bendiga a los Burning!!!!

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  2. Cuanto daño le hicieron a este grupo las producciones ochenteras. Un buen montón de temazos arruinados por sonidos atroces y estrecheces resupuestarias...

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